El sector de la construcción en la economía circular - Naves desmontables y carpas industriales

Carpas industriales

El sector de la construcción en la economía circular

26 mayo, 2021

La economía circular ha llegado a Europa para quedarse

El Parlamento Europeo votó el Plan de Acción sobre Economía Circular 2021-2030, el pasado mes de febrero. La exigencia, especialmente insistente de los países del norte de la zona euro, es llegar a 2050 con una economía neutra en carbono, libre de tóxicos y completamente circular.

Y esta visión eco-sostenible de los países europeos también se ha hecho notar en los fondos de recuperación NextGeneration UE. Entre las obligaciones que la zona euro asume con este Plan de Acción están las de reciclar más, consumir menos materiales y reducir la huella ecológica por su uso. Cabe mencionar que, solo en España, más del 40% de los fondos de recuperación se destinarán a medidas de sostenibilidad en ámbitos muy diversos, desde la transformación industrial y el desarrollo de energías verdes, hasta la agricultura sostenible, la gestión del agua o la reducción de residuos.

Así que, si necesitas una nave industrial, oficina, local comercial, sala expositiva o, incluso una vivienda, te explicamos todo lo que debes saber sobre economía circular, sobre todo, si eres una empresa y quieres optar a los fondos de recuperación o simplemente asegurarte un futuro más estable:

VALL - El sector de la construcción en la economía circular

Qué es la economía circular

La economía circular es un modelo de producción y consumo que supone compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar, tantas veces como sea posible. La finalidad es reducir el uso de materias primas, disminuir los residuos y el consumo energético, minimizar la huella de carbono y extender el ciclo de vida de los productos existentes.

Según la economía circular, todo producto debe usarse durante el mayor tiempo posible y, una vez finaliza su uso, debe reincorporarse a la cadena de producción a través del reciclaje.

Es el modelo de consumo opuesto al que sea fomentado hasta ahora, basado en “usar, consumir y tirar”. Modelo que requiere grandes cantidades de materiales y energía baratas. Cosa que se considera insostenible, no solo porque los recursos del planeta son limitados, sino también porque cada vez somos más personas habitándolo y, por tanto, aumentando la demanda.

Pero el problema es especialmente importante para la Unión Europea. En la UE se cuenta con un nivel muy alto de dependencia con respecto a otros países para proveerse de materias primas. La reutilización de los materiales ya existentes en el continente, no solo disminuiría el número de residuos (actualmente 2.500 toneladas anuales) sino que además nos permitiría autoabastecer nuestro propio mercado de consumo.

Dentro del Plan Verde y el Plan de Acción europeos, el sector de la construcción se considera uno de los ámbitos en los que más cambios deben promoverse, ya que este sector es el responsable del 35% de los residuos de toda la UE (cerca de 900 toneladas). Además, los materiales que se utilizan en el sector suponen un importante impacto en la huella de carbono y la eficiencia energética.

Construcciones permanentes

La construcción convencional es la más contaminante de todo el sector, tanto por consumo energético, como por uso de recursos, como generación de escombros y residuos. También conlleva un problema de impacto medioambiental directo, puesto que la zona construida es complicada de recuperar cuando las edificaciones ya no son necesarias.

Dentro de los movimientos de economía circular o verde, cada vez existe una tendencia más extendida de fabricación industrial y modular. Es decir, los elementos constructivos, como las paredes, salen ya terminadas de fábrica, con los aislamientos, los acabados, las cañerías y la estructura eléctrica, para su ensamblaje en la zona de obra.

En este proceso apenas se producen residuos y los escombros son mínimos. Además, el trabajo en fábrica facilita el uso de materiales reciclados y apuesta por las nuevas tecnologías y perfiles profesionales de alto valor añadido.

Pero, por supuesto, además de optimizar los procesos de construcción, es necesario crear edificios con una mayor perdurabilidad y una excelente eficiencia energética, en los que se permita el reaprovechamiento de los recursos en el consumo interno de los mismos.

Sin embargo, aún quedaría pendiente saber cómo de complicado o sencillo sería recuperar el entorno natural, una vez la vida útil de los edificios finaliza.

Construcciones temporales o semipermanentes

Es el caso de las carpas industriales y naves desmontables. La opción más recomendable para el sector industrial y comercial, desde centros logísticos y fábricas, hasta centros de exposición y venta.

Este sector de construcción ya es tradicionalmente más ecológico y sostenible que el tradicional. Su fabricación es industrial y el uso de materiales está optimizado al máximo. Además, estos edificios tienen la ventaja de poder crecer o decrecer sin generar residuos ni pérdida de material, puesto a que todos los elementos son reutilizables con una manipulación mínima.

Hoy en día, también presentan acabados que ofrecen mayor perdurabilidad y aprovechamiento energético. Aunque su mayor ventaja medioambiental, frente a las construcciones convencionales es, sin duda, el bajo impacto en el entorno. Su montaje no requiere una intervención especial del terreno y, una vez, retirada la construcción, el paisaje es fácilmente recuperable.

El gran cambio en este sector, en los próximos años, previsiblemente será un uso cada vez mayor de materiales reciclados para la producción, reduciendo, así, el consumo de materias primas. Una labor que es especialmente sencilla para compañías fabricantes, como VALL, donde disponemos de espacio para la fundición y re-producción de piezas.

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El reciclado en las estructuras desmontables.

La finalidad de las naves industriales desmontables es explotar al máximo su tiempo de vida. Así, cada una de las piezas que componen una nave (una vez ésta finaliza su función) se incorporan a otras naves, tras su análisis y correspondiente mantenimiento.

Sin embargo, llega un punto en el que su reutilización ya no es recomendable. En ese momento, es importante reciclar la materia para no perder el recurso material.

En el sector de las estructuras desmontables se trata de una labor sencilla, puesto que se compone principalmente de dos materias fácilmente reciclables: aluminio, acero y lona.

La lona es un material reciclable casi desde su concepción. Tras la vida útil del producto, vuelve a transformarse en materia prima y a dar forma a numerosos tipos de producto nuevo: textiles, perfiles, mangueras, tubos, revestimientos, escobas, piezas de automóvil. El acero también es 100% reciclable, con un proceso muy estandarizado. De hecho, prácticamente todo el acero que se usa hoy en día es reciclado y se extrajo hace un siglo y medio. Y en cuanto al aluminio, simplemente, se vuelve a fundir y se convierte en una pieza nueva.

De este modo, el sector de las naves industriales desmontables supone un mercado autosuficiente, en el que una cantidad limitada de materia podría abastecer el sector de manera indefinida.

Todas las iniciativas verdes, dentro y fuera del sector de la construcción son, en realidad, valores que llevan tiempo asentados en la sociedad. Ahora, además, la Unión Europea reconoce el derecho de las personas a reparar, a reducir su consumir, a generar menos residuos y a vivir en un planeta más sano, responsable y realista.

Y, por si eso fuera poco, además, se prevé que los cambios para avanzar hacia una economía circular estimularán la competitividad, la innovación, el crecimiento económico y el empleo.

Es un buen momento para invertir y reinventarse, para transformar las empresas y apostar por soluciones tecnológicas y sostenibles. Por eso, en VALL seguiremos ofreciendo soluciones, no solo ecológicamente responsables, sino también inteligentes y tecnológicas, para ir un paso más allá del simple cumplimiento de las normas.

Porque en VALL, siempre ayudamos a nuestros clientes a llegar más lejos de lo que inicialmente esperaban.

Fuentes: Parlamento Europeo, Ecoembes y al Blog Tecnología de los plásticos.

 

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